La labor de HUMANA Fundación Pueblo para Pueblo
Rubén González, responsable de comunicación de Humana en su planta de reciclaje de Leganés.
Rubén González, responsable de comunicación de Humana en su planta de reciclaje de Leganés.

 

Artículo redactado por Nora Sesmero Andrés, voluntaria de Fashion Revolution.

Humana Fundación Pueblo para Pueblo es una organización sin ánimo de lucro que se encarga del reciclaje del textil en España. Los ciudadanos españoles nos desprendemos al año de 1’2 millones de toneladas de ropa, y eso tiene un gran impacto en el medioambiente.

Si por algo destaca Humana es por ser una organización transparente. En su web podemos encontrar toda la información trazada para que el ciudadano de a pie conozca cómo trabajan.

Esta fundación se dedica a reinsertar en el ciclo de vida las prendas de las que los consumidores nos desprendemos, aunque no dan abasto. De las 1’2 millones de toneladas de prendas que los ciudadanos españoles desechan al año, actualmente solo se recicla un 10%. Otros proyectos en España como Moda re- se dedican también a esta labor.

Humana tiene 5200 contenedores de donación de ropa repartidos por España, promoviendo que los consumidores donemos nuestra ropa cuando creamos que realmente ya no la podemos vestir, aprovechando todo su potencial. En sus plantas de reciclaje de Madrid y Barcelona, donde se puede acudir para conocer cómo trabajan, se observan pilas y pilas de sacas de ropa prensada. Algunas de esas sacas pesan alrededor de unos 400kg.

Cuando los ciudadanos dejan sus bolsas de ropa en los contenedores de Humana, estas se transportan a sus plantas de reciclaje y mediante un proceso rápido y efectivo se clasifican según su estado para dotarlas de un nuevo uso. Un 90% de estas son destinadas a la venta de segunda mano tanto en España como en los países donde realizan sus programas sociales.

De esta manera, tratan de fomentar la moda de segunda mano, a partir de la venta de ropa en sus tiendas, donde según muchos de sus clientes, podemos encontrar prendas completamente nuevas. Esto demuestra la mala educación que tiene el consumidor de moda a día de hoy. Por ello, creen que es importante educar a este en la sensibilización, que seamos conscientes del impacto que tienen nuestras compras. “Dado que las calidades de la moda rápida son pésimas, las prendas que se reciclan también son cada vez de peor calidad”, afirma el responsable de comunicación de Humana, Rubén González. La solución pasaría por dejar de consumir este tipo de moda y comenzar a invertir en prendas de calidad.

Parte de los beneficios que esta fundación produce se destinan a realizar proyectos sociales en países del sur, relacionados con la educación, la salud, la agricultura, el cambio climático, el desarrollo comunitario, etc. En países como China, Ecuador, Laos, Malawi, Mozambique, Namibia, Senegal, Zambia y España. En 2020, sus proyectos de cooperación involucraron a cerca de 125.000 personas.

Algunos de los proyectos de educación se encargan de formar a profesores de primaria en el entorno rural, ya que defienden que los profesores bien formados, motivados y comprometidos son la mejor palanca para hacer avanzar la educación. Impulsan la agricultura urbana, ecológica y sostenible, además del desarrollo rural. En el ámbito de la salud, tratan de educar a las personas para prevenir el VIH. En 2021 se ha profundizado en el fortalecimiento de los programas relacionados con cambio climático y del trabajo junto a socios especializados. Esta labor contra las consecuencias del calentamiento global tuvo su prolongación en la COP26 de Glasgow, en la que Humana participó para compartir la experiencia acumulada mediante los programas Farmers Club, establecer lazos con otras entidades y detectar oportunidades para seguir promoviendo acciones en favor de la adaptación y la mitigación de las consecuencias del cambio climático.

Humana ha convertido un oficio antiguo, el de los traperos, en una manera de hacer que la moda sea circular y financiar con ello distintos proyectos sociales.

A partir de 2025, el reciclaje de ropa será obligatorio en la Unión Europea. Esto produce una sensación de esperanza, ya que será menos probable que encontremos imágenes como la del mercado de Kantamanto, en Ghana. Es importante poner el foco en lo que aún queda por mejorar, y la reducción de la producción y el consumo son claves para hacer que la industria de la moda de un salto hacia la sostenibilidad.

Otra de las tareas pendientes consiste en que las prendas que se produzcan sean de un solo material. Debido a que reciclar ropa de diferentes composiciones es un trabajo complejo y caro.

La organización trabaja en el fortalecimiento de iniciativas de I+D+i para prolongar el ciclo de vida del textil y el calzado y, al mismo tiempo, multiplicar sus posibilidades de reaprovechamiento, en el marco de la economía circular y la jerarquía de residuos. Por ello, más allá de la preparación para la reutilización, la Fundación colabora en España con diferentes asociados en el impulso de proyectos de diversa naturaleza, desarrollando de modo conjunto soluciones concretas en aras de impulsar una mayor circularidad en la gestión del textil usado. Como su participación como miembros impulsores del Pacte per a la Moda Circular de Cataluña o su reciente adhesión al Consejo Asesor del proyecto Life Kanna Green, nacido para proponer y definir un nuevo modelo de consumo y economía circular para el calzado, basado en los principios del ‘Cradle to cradle’, donde nada es un residuo.

Otros de los objetivos de Humana son: conseguir abarcar más cantidad de ropa para poder reciclarla, optimizar sus procesos de reciclaje, ampliar el número de tiendas, generar empleo, avanzar con sus proyectos sociales, trabajar con otras empresas del sector de la reutilización, ayuntamientos, etc. Su mensaje es positivo, creen que vamos hacia una moda sostenible, mucho más regulada e inteligente.

 

Si quieres leer el anterior artículo de la autora, pulsa aquí.

Repuesta al CEO de H&M en Artículo en The Guardian ‘Reducir el Consumo Creará una Catástrofe Social’
FASHION REVOLUTION RESPONDE AL ARTÍCULO EN THE GUARDIAN DE LA SEMANA PASADA
POR KARL-JOHAN PERSSON, CEO DE H&M

Lea el artículo en The Guardian aquí

Karl-Johan Persson, CEO de H&M, estaba en lo correcto cuando le dijo la semana pasada a Guardian que no hay respuestas fáciles cuando se intenta equilibrar los riesgos y oportunidades ambientales, sociales y económicas en una sociedad global compleja.

Uno debe elogiar a H&M por ayudar a impulsar hacia la mirada pública, los temas sociales y ambientales. En el mundo de la “moda rápida” corporativa, H&M está ciertamente a la cabeza en buscar soluciones sustentables. La tienda minorista está poniendo un esfuerzo y dinero significante en abastecer algodón “sustentable”, incrementar los salarios dignos para algunos de sus trabajadores de la confección, motivando a sus consumidores a reciclar la ropa que ya no usan, y desarrollando maneras innovativas de reutilizar los materiales.

Pero ¿Es realmente algo más que la línea final, como dice Persson? Él ha dicho a Guardian que, “si tuviéramos que decrecer 10% a 20% de todo lo que no necesitamos, el resultado por el lado social y económico sería catastrófico, incluyendo muchos trabajos perdidos y pobreza.”

Primero ¿De dónde proviene dicha información? ¿Dónde se encuentra su evidencia que prueba que, si todos comenzamos a comprar menos cosas baratas, las personas definitivamente perderían sus trabajos y caerían en la indigencia?

Este es un concepto arcaico de la economía capitalista. Pero por favor, en el mundo real de hoy en día la imagen global es más compleja que una simple teoría sobre la demanda agregada.

Segundo, el Scott Trust (dueño de Guardian) mantiene el valor que “la voz de los opositores no menos que la de los amigos, tiene derecho a ser escuchado”.

Finalmente y más importante, es que el mensaje público de Persson es muy peligroso. Su visión es una que reduce nuestro rol colectivo a “consumidores” en lugar de participantes activos en la sociedad diaria con voluntad y voz. Él pide un sistema en el cual las personas son sólo “consumidores” con virtualmente ningún otro propósito más que el comprar cosas. Y para mantenerse comprando, más de ello, por siempre.

Esto insinúa que nosotros como consumidores, como seres humanos, no tenemos ningún poder para cambiar la manera en que la moda es hecha y vendida. Esto simplemente no es verdad. Nosotros votamos con nuestros dólares cada vez que compramos algo, y Persson nos está diciendo que continuemos votando por un sistema que no funciona.

Si se lee entre líneas, se ve que el mensaje de Persson es puramente capitalista, por medio del cual su mayor naturaleza en infinitamente expansionario. Pero por supuesto, vivimos en un planeta con recursos finitos con millones de toneladas en textiles sin contemplaciones vertidos en vertederos de todo el mundo cada año y ropa de tienda de caridad no deseada enviada a África, diezmando a los mercados locales y los medios de vida.

Mientras H&M está elogiablemente invirtiendo en “la economía circular” y siendo pioneros en procesos de ciclo continuo que podrían tener impactos profundos por el lado ambiental, ésta no es la panacea que de repente arreglará todos los problemas que persisten en las cadenas de abastecimiento de la moda.

¿Qué sucede desde el lado de la gente? Sin importar cuán revolucionario los materiales sean, los trabajadores de la confección en muchos de los países más pobres se mantienen pegados en el ciclo de “la moda rápida” donde ellos persistentemente trabajan con tiempos de respuesta imposiblemente cortos, calificados al precio más bajo posible, en, muchas veces, condiciones que atentas contra sus vidas.

Esto también nos lleva a preguntarnos una pregunta más grande: ¿Por qué el modelo de “la moda rápida” es tan sagrado? Después de todo, es la forma de “compra de rápida solución” de producir y consumir moda lo que ha conducido a la explotación social, ambiental y creativa masiva. Y por medio del incesante marketing del millón de dólares las grandes marcas y tiendas han logrado convencer al mundo que los productos más rápidos, más baratos y masivos están de alguna manera democratizando la moda. En este sentido, la democracia significa que tenemos innumerables camisas de £5 que usamos una vez y luego botamos a costa de los trabajadores de la confección en países remotos quienes, efectivamente no tienen otra opción más que el aceptar trabajos mal pagados en situaciones precarias para alimentar los hábitos consumistas del mundo. Esto no es democrático e inevitable.

Si es cierto que las personas nacidas entre los años 80 y 90 están comprando menos, o al menos son compradores más discernidores que las generaciones anteriores, de acuerdo a lo reportado en el estudio de Intelligence Group 2014, las grandes compañías de la moda necesitan decidir, si van a promover el problema o ser parte de la solución.

¿Por qué no mejor estas grandes empresas de la moda global aran sus inversiones en revisar la línea de fondo y cómo la escala se puede conseguir de maneras fundamentalmente, alternativas? Ya es hora de pensar sobre innovar en cómo opera la moda en su nivel más fundacional. Es hora de pensar sobre el verdadero y total costo del modelo de moda rápido y barato en lugar de sólo buscar soluciones por fuera, el que aborda parte de la imagen, pero básicamente prolonga esta manera problemática de trabajar.

El lado humano necesita ser puesto en el corazón de la verdadera sustentabilidad a largo plazo porque ése es el verdadero problema de la moda. Hemos perdido la humanidad. El rol público no es solamente como consumidores y las personas que hacen ropa, no son sólo trabajadores. Todos somos humanos, y todos somos parte de la misma tela.

El camino a seguir para la industria ya no debiera ser comprar más, sino el comprar mejor. También debiera ser sobre motivar maneras honestas, abiertas y transparentes de trabajar de manera que, tanto productores, marcas y consumidores en conjunto puedan aprender de los defectos y trágicos errores (lo de Rana Plaza siendo sólo uno de muchos) y alcanzar la meta común de una industria más sustentable finalmente.

Esta es la razón por la que casi dos años atrás, cientos de personas en más de 60 países se reunieron para cambiar a la industria de la moda de adentro hacia afuera. Nos llamamos Fashion Revolution (Revolución de la Moda) y estamos trabajando hacia un futuro donde la moda sea una industria que valora el ambiente, las personas, las ganancias y la creatividad en igual medida. Mientras tanto, la visión de H&M mantiene al negocio como siempre, sólo un poco mejor.

Fashion Revolution está mostrando al mundo que los consumidores no son tan complacientes como nos hacen ver. Los consumidores quieren y merecen saber quién hace nuestra ropa y cómo, de manera que nadie esté involuntariamente apoyando o incitando prácticas dudosas y contribuyendo a un futuro que es malo para las personas y el planeta.

Nosotros creemos que el primer paso en el viaje hacia un futuro para la moda, es el de abrir la conversación. H&M publica en su página web una lista de algunas de las fábricas con las que trabajan, y es un gran comienzo. Pero nos gustaría escuchar más de parte de H&M (y otras marcas) sobre quiénes hacen su ropa. Al acercarse el 24 de Abril de 2015, Persson y su equipo deben estar preparados para responder esta pregunta fundamental.

With thanks to the team at Fashion Revolution Chile for the translation.