La Revolución desde Adentro

By Fashion Revolution

4 years ago

Imagen 1: Protesta callejera x Conciencia Moda + Fashion Revolution Argentina FRW 2019 por Martino Domínguez / Imagen 2: Fashion Revolution Argentina

Al séptimo año la tierra dijo basta. Sí, pasaron 7 años desde aquel 24 de abril, en que la sobreexplotación, la deshumanización y, en resumen, el capitalismo feroz de la mano de la industria de la moda, aplastaron 1134 vidas (en aquella tragedia que puso nuestra mirada sobre Bangladesh y sobre los pequeños Bangladesh de cada país) en una cuenta voraz que no deja de multiplicarse.

En este contexto de aislamiento, hemos debido acomodarnos a las circunstancias. La tierra ya no es el medio para nuestros fines. Lo concreto se ha vuelto lejano, y quedaron como medio de conexión las redes. Sobreexplotamos a las personas y los recursos, y ahora necesitamos reconectar desde otro lugar. En definitiva, la materia no era lo primordial.

Fashion Revolution Week 2020 se hace virtual, lo que nos permite estar presentes desde cualquier lugar, abriendo espacios que quizás reservábamos para nuestra privacidad, y a la vez compartiendo con personas que quizás no hubiéramos contactado en otras circunstancias.

Entre los efectos de esta pandemia, la industria se vio afectada económicamente, ya que naturalizamos una forma de producción que, pese a no ser viable en término de economía de recursos, fue llevada a cabo por las grandes empresas durante más de dos décadas sin descanso. En ese contexto convivimos. Si funcionaba así, ¿qué podría estar mal? Si no lo vemos, no existe.

Hemos tenido varios problemas con la configuración de la industria de la moda, principalmente porque deriva de una sociedad desigual. Esta configuración no es arbitraria, pues varones cis, blancos y por lo general europeos son (sí, aún hoy son, siglos después de las sociedades feudales y en otros territorios) quienes están a cargo de las decisiones que nos condicionan cada día al momento de vestir o elegir un accesorio. También son quienes concentran el capital y las herramientas de producción, por lo cual pueden disponer de ellas y controlar las vidas de quienes trabajan para producir.

Por otro lado, esta estructura rígida, de concentración de capital económico, político y social, que genera tamaña inequidad entre las poblaciones, no permite que nos expresemos desde nuestra diversidad. Hemos adoptado la uniformidad como lenguaje desde el discurso, la vestimenta, el cuerpo y los vínculos. En consecuencia, quedan por fuera un montón de personas.

Dicho de otra forma, el sistema de moda está hecho para mostrar la pasarela, pero no los medios de producción. Ser modelo o influencer vale más que ser costurerx; la delgadez o juventud valen más que la gordura o la vejez, por dar algunos ejemplos. Esto es desigualdad, y hace daño. También es una herida social la desigualdad económica que deriva en indigencia de muchas personas que forman parte del sector productivo. A fin de cuentas, lo que logramos comprar es gracias a que alguien, desamparado y sin poder adquisitivo alguno, es explotado al vender su tiempo por un miserable salario.

Hoy nuestras decisiones deben ser políticas. Ya no podemos sostener una postura en el ámbito privado ignorando lo que les afecte a otres y viceversa. Hoy necesitamos plantarnos sobre nuestro eje y mirar a nuestro alrededor, preguntándonos qué tan real es lo que nos rodea. Hoy no podemos continuar vistiendo explotación. Hoy la revolución está dentro nuestro.

Por Vicky Zaccari @vickyzaccari