La sostenibilidad individual es insostenible.

By Fashion Revolution

5 years ago

Imágenes en orden de aparición:  1_Red Protejer 2_Subcooperativa 3 y 4_Marcha global por el cambio climático en Córdoba junto a FFF, cortesía Facundo Abarca 5_Greta Thunberg (Vía Google images)

Texto por Victoria Zaccari


En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires existen más de 5 mil talleres textiles, que se concentran en los barrios de Caballito, Once, Flores, Floresta, Paternal, Villa Crespo, Parque Avellaneda, Liniers, Pompeya y Mataderos.¹ Por los controles, que cada vez son menos, los talleres deambulan entre el conurbano y CABA. Así. Las condiciones de producción de indumentaria y textiles son deplorables en los talleres, en el campo, en los depósitos y los conteiners de importación. Hasta aquí nada nuevo. ¿Te aburre? Sin generalizar, es prácticamente imposible hablar de producción textil sin hablar de explotación y trata.

 

Durante las épocas de crisis como la que estamos atravesando, proliferan los cierres de fábricas/empresas/pymes/comercios, despidos, recesión y las rebajas. Y sí. Son rebajas en todos los niveles. Ya no sabemos de qué forma decir que comprar eso alimenta una forma de mercado, cruel con nosotres y con lo que nos rodea, pero que a la vez no hay forma de adquirirlo, y que la cultura que nos atraviesa ha centrado su mirada, alabanza y destino en el varón blanco de la ciudad que puede comprar todo lo que quiere, porque siempre le alcanza y en su esposa, su propiedad, que se “aburre” en casa  no sabe qué vestido usar en el evento de mañana. Y nos guste o no, estos estereotipos arcaicos siguen guiando el mercado objetivo del día de hoy. Pensando el cuerpo femenino como inerte, un adorno receptivo, ausente de deseo, mientras que el masculino se trata de un cuerpo activo, lleno de fuerza y movimiento. Siempre binario, sin más opciones ¿Es esto real?

 

Sin embargo, ya nos hemos preguntado incontables veces cómo modificar esto. Cómo, por ejemplo, aceptar la humanidad diversa que somos, o experimentar un comercio directo de les productores. Nacieron cooperativas, colectivos, organizaciones. Y nos seguimos preguntando, buscando y encontrando soluciones. ¿Cuántas respuestas nos damos? ¿Cuántos problemas colectivos “resolvemos” desde nuestro lugar, con la gente que nos rodea, alimentando nuestra ilusión de que “lo que hacemos es la posta”? Creo que hay que dejar de preguntar y empezar a cuestionar, a cuestionarnos. Porque sinceramente, si hubiéramos encontrado soluciones reales, ya el mundo sería otro. Y atención, que no digo que nadie lo intente o mi mirada sea pesimista. Simplemente creo que cuestionar empáticamente, movernos de nuestra experiencia, salir de la comodidad en serio es lo que puede llevarnos a construir de verdad.

 

Seamos conscientes de cómo se juega en el sistema, donde siempre hay un sector fuera de la mesa de discusión. Así no tiene sentido. La sostenibilidad individual es adaptar un “concepto salvador” a la cotidianeidad sin que me afecte al resto de mis actividades, es cómodo y puedo continuar con mi rutina neoliberal. 

 

La naturaleza y las nuevas generaciones nos interpelan cada vez más fuerte (¡Al fin!) Es momento de escucharlas, sin quejarse, sin estar a la defensiva. Es tiempo de dejar de preguntar y responder en bucle, con esas respuestas que nos autoafirman en nuestro lugar. Hay que cuestionarnos. La sostenibilidad individual es insostenible. Las soluciones reales son colectivas, asociativas, cooperativas, ya que nos llevan a adaptarnos al contexto y no a la inversa. Sólo así sabremos de una realidad compleja, como lo es y tendremos la oportunidad de mejorar el engranaje de este sistema y hacerlo participativo para todes.


¹https://riberas.uner.edu.ar/entre-el-trabajo-informal-y-el-trabajo-forzoso-los-talleres-textiles/ Consultado el 2/10/2019

 

Autora: Victoria Zaccari