Sostenibilidad y Conciencia

By Fashion Revolution

5 years ago

Por Victoria Záccari

Desde hace años me dedico a investigar, en relación a la moda, el paradigma sostenible.
He trabajado con gente especializada y colaborado con instituciones. He leído mucho
sobre esta materia. Estuve a favor y en contra de organizaciones, ideas, personas,
teorías… También escribí y comencé varios proyectos. Podría decirse que mi carrera
hasta hoy no ha sido larga. Comencé hace 5 años, por lo cual hubo mucha gente antes y
mucha gente después. Lo que me sorprende, siendo así, es que aún nos estemos
preguntando: ¿Qué es la sostenibilidad? Y, ¿Cómo se lleva a cabo en la moda?
Abunda la bibliografía en estos temas: sostenibilidad en la moda, lujo sostenible,
sostenibilidad corporativa, Responsabilidad Social Empresarial, eco fashion, Upcycling
(suprarreciclado), reciclado, reutilización, materiales veganos, orgánicos, etc. Sin
embargo, entiendo que, al igual que las personas, la sostenibilidad es polifacética y
compleja, por lo que también es diferente en distintos lugares del mundo. Estando en
Latinoamérica, voy a hablar desde esta mirada, al menos de momento.
Para integrar tantos aspectos, en primer lugar quiero definir lo siguiente: no puede
pensarse la sostenibilidad de una forma puramente material, aplicada a los objetos. Para
comprender la sostenibilidad, es necesario contar con un mínimo de empatía. Es decir, la
sostenibilidad debe comprender la conciencia social, de clase y de género. De otra
forma, estamos intentando fomentar, de una manera cómoda y desde nuestra
conveniencia, nuevos parámetros de producción que no perjudiquen nuestros intereses,
ya que dependen de los recursos disponibles.
Con respecto a esto, en una entrevista reciente Juan Pablo Bonilla, gerente del Banco
Interamericano de Desarrollo, afirmó que “El gran riesgo de Latinoamérica es entender y
lograr que el desarrollo sostenible y, en particular, las acciones contra el cambio climático
sean parte de la agenda de crecimiento económico, reducción de la pobreza y de la
inequidad; que entendamos que no es un tema de los ambientalistas: es un reto que
todos debemos afrontar. También necesita desarrollar infraestructura sostenible, ciudades
resilientes desde lo ambiental y lo social. Parte fundamental del desarrollo sostenible debe
ser la inclusión; no podemos hablar de movilidad eléctrica, energía renovable o de
economía circular si esto no beneficia a las personas más vulnerables de nuestra
sociedad.” 1
Ok. Vivimos en este mundo, configurado de forma material. ¿Para quién? Estamos
atravesades por nuestra cultura y un sistema que nos impide pensar verdaderamente de
forma colectiva. ¿A quién se le ocurre ceder un espacio para que lo ocupe alguien
diferente? Las estructuras sociales dependen de nuestro sostén y confirmación constante
de que no se puede caer. Y sinceramente, para lograr una sostenibilidad integral es
necesario que se caiga pronto.
En la Ciudad de Buenos Aires se realizó un censo popular llevado a cabo por distintas
organizaciones y colectivos, así como ollas populares. “El primer dato general que arroja
el relevamiento es que hay 7251 personas en situación de calle. De ellas, 5412 no tienen acceso a paradores, ni a establecimientos con convenio con el gobierno de la ciudad; es
decir, duermen en la vía pública. El 80% son varones, el 19% son mujeres y el 1% declara
ser travesti o trans. 871 son niñes y 40 son mujeres embarazadas. Muchas mujeres
dijeron haber sufrido violencia, ellas o sus hijes, como explicación para haber dejado sus
casas, y enfrentan la realidad de no encontrar ninguna respuesta estatal de
acompañamiento para las sobrevivientes de violencia por motivos de género.
El 56% de las personas que contestó el censo sufrió algún tipo de violencia institucional
en su encuentro con miembros del Estado, desde policías hasta personal de hospitales. El
motivo principal que identificaron como causa de su desahuciada situación es que
perdieron el trabajo y dejaron de poder pagar un alquiler. Y también por separaciones, por
hacinamiento y falta de espacio para contener a un hogar junto, por no poder afrontar el
pago de servicios.” 2
Todo lo expuesto en los últimos párrafos no puede sino estremecer y movilizar nuestra
consciencia. Esto ya se parece a una humanidad nadando en sus propios deshechos, y
quienes logran construirse un bote tiran alimentos a otres, como premio consuelo.
La revolución es popular y no siempre es agradable. Basta de querer definir lo indefinible
y defender lo indefendible. Si la sostenibilidad no tiene aún una definición clara, es porque
no conviene hacerlo, o porque debemos construirla entre todes. Y no sólo les
diseñadores, empresaries, o gente que forma parte de la perpetuidad de estas
estructuras, que por sí solas están obsoletas. Todes implica que otras voces sean
realmente escuchadas, no sólo para hacer caridad, sino para escuchar las necesidades y
generar modificaciones reales y –valga la redundancia- sostenibles. Estos sectores
desvalidos o postergados son: pobres e indigentes, jóvenes y adolescentes, mujeres,
travestis, transgénero, no binaries y demás identidades de género, personas que habitan
zonas no urbanas, comunidades interraciales, y muchos más. Dar voz a estas personas
es un ejercicio de empatía, la cual nos posibilitará iniciar realmente un camino hacia una
humanidad más consciente, o al menos no tan individualista y fagocitante.
Es común en la actualidad encontrar noticias o proclamas rimbombantes, como por
ejemplo la de esta semana, que afirma que “En representación de toda la industria de la
moda, las 32 compañías textiles más importantes del mundo firmarán hoy en el Palacio
del Elíseo de París la iniciativa ‘Fashion Pact’. Un pacto impulsado de manera personal
por el presidente francés Emmanuel Macron, destinado a defender y potenciar la
sostenibilidad dentro de la industria del textil y de la moda. Los 32 grupos fundadores de
esta iniciativa concentrarán sus estrategias en torno a 3 aspectos: Detener el cambio
climático, restaurar la biodiversidad y proteger los océanos. Para lograr el objetivo de evitar agudizar el cambio climático, las compañías se centrarán en lograr reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Destinarán sus recursos
a obtener materias primas de una manera sostenible, y a emplear fuentes de energía
renovables en todos sus procesos de producción de alto impacto en la cadena de
suministros para 2030.

En el campo de la biodiversidad, los firmantes se han comprometido a dar prioridad a las
iniciativas destinadas a proteger y restaurar los ecosistemas, tomando para ello medidas
concretas dentro de sus propias cadenas de suministro, como la eliminación de aquellas
materias primas cuyo origen se da fruto de un consumo intensivo de alto impacto.
Para la preservación de los océanos, una de las medidas que los diferentes grupos
textiles llevarán a cabo será la eliminación de los plásticos de un solo uso para el año
2030, así como desarrollar la investigación en el área de los microplásticos.” 3
Aún pese a tratarse de iniciativas -en apariencia- benefactoras, nunca serán suficientes
mientras se siga alimentando el ritmo de producción a través de medidas favorables al
ambiente que no pongan atención real y concreta en las problemáticas sociales. Por otra
parte, como país y como continente, necesitamos ubicarnos en nuestro territorio
recordando nuestra historia y observando nuestro propio contexto para lograr mejoras
reales. Basta de querer disfrazar la copia y la apropiación de creatividad, de que tener
éxito como diseñador sea parte de la propaganda corporativa. Ya no es tolerable que
haya personas con más privilegios que otras, de forma aleatoria, generando una equidad
percibida, que nada tienen que ver con la realidad y que además incita y fomenta nuestra
sed de privilegios. La moda sostenible será auténtica el día que nos tratemos de forma
equitativa entre seres vivientes.
Del mismo modo, no conviene asegurar rotundamente que una forma que hoy
consideramos sostenible sea la mejor solución. Recordemos, investiguemos y analicemos
nuestra historia. De esa revisión se desprenden hechos llamativos: vemos convertidas en
problemas muchas soluciones encumbradas en su momento como panaceas; un claro
ejemplo de esto es el uso del plástico y de los elementos descartables. Por eso, es
necesario contemplar otras miradas, otras situaciones, otras historias. Nunca debemos
obviar que la moda está atravesada por los procesos sociales. Pretender mantenerla en el
lugar de la élite es ignorarnos a nosotres mismes.

1 https://sostenibilidad.semana.com/impacto/articulo/retos-del-desarrollo-sostenible-en-america-
latina/45529

2 https://www.cels.org.ar/web/2019/07/segundo-censo-popular-de-personas-en-situacion-de-calle-
en-la-caba/

Por Victoria Záccari